viernes, 3 de abril de 2009

Kuchiki Rukia






Rukia pertenece al Decimotercer Escuadrón, al mando del Capitán Ukitake. Como todos los shinigamis, es un alma que a veces regresa al mundo de los humanos para traer las almas de los muertos a la Sociedad de Almas y para combatir a los hollows, monstruos que devoran las almas indefensas. Pese a su pequeña estatura y su frágil aspecto, Rukia despliega una notable fuerza y una voluntad de hierro pese a estar sometida a una gran presión. Las diferentes experiencias por las que ha pasado la han convertido en una persona poco sociable y a la que le cuesta mucho hacer amigos, pero a la vez la hacen un ser leal y que no duda en sacrificar su vida por los suyos.

El origen de Rukia permanece en el aire hasta bien entrada la serie, en donde se desvela que fue abandonada cuando apenas era un bebé por su enfermiza hermana mayor Hisana. Ésta nunca se perdonaría su falta y, antes de morir, hizo jurar a su marido, el frío y sereno Byakuya Kuchiki que buscara a su hermana y que la hiciese adoptar por la familia Kuchiki, una de las más nobles del Seireitei, la ciudad de los shinigamis.La búsqueda resultó infructuosa hasta que la propia Rukia fue descubierta en el Seireitei, ya que al haber descubierto que poseía poder espiritual estaba estudiando para convertirse en shinigami. Byakuya, que además era el Capitán del Sexto Escuadrón, la hizo adoptar inmediatamente nombrándola su hermana menor y, debido a su patrocinio, pudo ascender sin la necesidad de pasar las duras pruebas que sí sufrieron sus compañeros de clase.La sombra del Capitán Kuchiki era tan alargada que impidió que Rukia llegase a ser oficial de algún escuadrón, dado el peligro que entrañaba por ser un blanco más atractivo para los hollows, pese a que la muchacha demostraba tener un gran potencial. La relación de Rukia con Byakuya siempre fue muy fría y distante, debido al carácter de este último. Su increíble altivez y lejanía provocaron que más que cariño y agradecimiento, Rukia sintiera por él una mezcla de miedo y respeto, sentimientos que han ido diluyéndose a medida que pasa el tiempo y que el autor del manga deja entrever el por qué de las acciones de Byakuya. En la segunda novela de Bleach que se desarrolla al final de la era SS, donde se puede ver a Rukia preocupada por su hermano herido en batalla. Para ayudarle a sobreponerse de las heridas, decide cocinar distintos platos que ha aprendido mientras vivía en el Mundo Humano. Prepara varios platos, que por algún motivo u otro Byakuya no puede comer (o por prescripción médica de Unohana, o por su sabor específico). Al preparar el último plato (llamado en japonés okayu) todos los que prueban la comida coinciden en que estaba deliciosa, menos Byakuya, que la toma en silencio visiblemente emocionado por el detalle y el esfuerzo que ha puesto Rukia en hacerle la comida.


De toda la Sociedad de Almas, al único al que conocía antes de convertirse en shinigami era su compañero de aventuras, Renji Abarai, convertido precisamente en el Teniente del Capitán Kuchiki. Superior a ella en poder, su amistad acabó por enfriarse cuando Rukia fue adoptada por la familia Kuchiki y se alejó de la vida de Renji. Aun así, el firme vínculo establecido entre ellos nunca dejó de existir, y la dedicación y preocupación que siente Renji por Rukia es un hecho.

Al perder el contacto con Renji y pertenecer al Decimotercer Escuadrón, Rukia creó un nuevo círculo en el que toda su atención y cariño giraba en torno a su Teniente, Shiba Kaien. Según los fans de la historia, Rukia pudo haber sentido algo más que simple amistad y fidelidad hacia su teniente, aunque éste ya estaba casado con la Tercera Oficial del mismo escuadrón, Miyako, por la cual Rukia sentía un gran afecto y respeto. El autor del manga no ha hecho alusiones directas respecto al tema, por lo tanto cualquier dato referente a la vida amorosa de Rukia son meras especulaciones.

La apacible vida que llevaba Rukia acabaría por quebrarse ante la muerte de Miyako a manos de un hollow que era capaz de poseer los cuerpos de shinigamis. Kaien, loco de furia y decidido a vengar a su mujer, partió tras el hollow, seguido del Capitán Ukitake y de Rukia. En aquella terrible noche, el hollow acabó por poseer también a Kaien y fue la propia Rukia la que acabó con la vida de aquella persona a la que tanto quería. Pese al consuelo del Capitán Ukitake, Rukia nunca acabó de comprender que no era culpable, y la muerte de Kaien la acompañaría constantemente, volviéndola el ser cerrado y poco afectuoso que es ahora.

Otros shinigamis que parecen sentir cariño y amistad por Rukia, son el propio Capitán Ukitake, así como sus dos nuevos Terceros Oficiales y el Séptimo Oficial del Cuarto Escuadrón, Hanatarō Yamada, quien la conoce cuando ya está prisionera.

En el mundo de los humanos tampoco faltan amigos para Rukia. Aunque el contacto que hay entre ellos es escaso, la shinigami cae bien a todos los compañeros de la clase de Ichigo, en especial a Orihime Inoue, cuya amistad se afianza cada episodio. Pero, sin lugar a dudas, la relación que ha cambiado influido en el presente de Rukia es la que mantiene con Ichigo, siendo uno de sus mejores amigos y un gran equipo al momento de luchar.

El Shinigami Daiko

Rukia se lleva una inmensa sorpresa cuando, mientras sigue el rastro de un hollow en el mundo de los humanos, puede ser vista y tocada por Ichigo, un estudiante de 15 años. El poder ver a seres espirituales es signo de poseer un gran reiatsu (poder espiritual), que atrae a los hollows como la miel a las moscas. Y así es: cuando un hollow hace su aparición en casa de los Kurosaki, Rukia se dispone a eliminarlo pero se ve entorpecida por Ichigo, cayendo gravemente herida. La situación es desesperada, y Rukia no tiene más remedio que ceder sus poderes a Ichigo, quien se convierte en shinigami sustituto y acabe con el hollow.

Aunque los planes de Rukia eran ceder sólo la mitad de sus poderes, el imprevisto reiatsu de Ichigo absorbe su totalidad, impidiendo a Rukia regresar a la Sociedad de Almas hasta que no los acabe de recuperar. Para poder hacerlo, ocupa mientras un gigai (cuerpo artificial) cedido generosamente por el enigmático Kisuke Urahara, dependiente de una tienda bajo la que oculta todo un muestrario de objetos para shinigamis.

Mientras Rukia recupera sus poderes, se hace pasar por estudiante de intercambio en la clase de Ichigo -es una excelente actriz, aunque le falla su desconocimiento de objetos tan elementales como los bricks de zumo-, pese a afirmar no sin cierto desprecio, que al menos tiene diez veces la edad de esos colegiales. Rukia pasa a vivir al armario de Ichigo y se convierte en su maestra y ayudante en sus labores de shinigami, a la vez que conoce más a fondo el entorno de Ichigo. La actitud de Rukia hacia el también arisco Ichigo pasa de severa a comprensiva conforme se desarrolla la historia, llegando a surgir entre ambos firmes lazos que no pasan inadvertidos para amigos de Ichigo como Tatsuki, Chad y especialmente, Orihime, en secreto enamorada de Ichigo.

Los días transcurren, y Rukia acaba por darse cuenta de que se está encariñando mucho con un mundo que no es el suyo. Sin avisar a nadie, acaba por partir, sorpréndiendose a sí misma al descubrir que pese a todo el tiempo que ha transcurrido, no ha conseguido recuperar sus poderes. Su marcha coincide con la llegada de una escolta encargada de detenerla y traerla de vuelta a la Sociedad de Almas a ser juzagda por haber cedido sus poderes a un humano. Ichigo llega al poco para combatir contra los dos enviados, que resultan ser Byakuya y Renji, el Capitán y el Teniente del Sexto Escuadrón, y el hermano y un amigo de Rukia respectivamente. Ichigo termina peleando contra Renji a quien consigue herir, para después ser totalmente derrotado y herido de muerte por Byakuya, quien también elimina los poderes de shinigami que Rukia había prestado a Ichigo ignorando los suyos propios. Rukia le ordena, entre lágrimas, que no vaya en su búsqueda y se olvide de ella, bajo la pena de no perdonárselo jamás.

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